Multimedia
Revista
Artículo
Una ovación eterna para una Electra espectacular
Por Carmen del Río Orozco.
24 de septiembre de 2019.
El pasado marzo tuvimos la suerte de disfrutar con el Ballet Nacional de España la “Electra más cordobesa” como la titulara C. Reina (Cordópolis 2,2,2019) donde los cordobeses Premios Nacionales de Danza 2018 Antonio Ruz (creación) y Olga Pericet (interpretación) han sido los coreógrafos por excelencia nada menos que de la antigua tragedia griega “Electra”, género que sólo unos pocos han llevado al lenguaje de la danza. Algo se ha narrado ya desde que se estrenara en la Zarzuela en 2017, pero podría decirse que en Córdoba se inició la gira de tan espectacular obra, que en su corto recorrido ya ha sido merecedora del I Premio Cerinos del Festival de Teatro Clásico de Mérida 2018 (64ª edición) y retoma una nueva temporada llena de éxitos.
La idea de Antonio Najarro de desarrollar en su último tramo como director de la Compañía un ballet argumental donde requería la presencia de Ruz, ya predecía el estilo de lenguaje y movimiento contemporáneo que desarrollaría, eso sí, con la presencia de las grandes premisas que lo han acompañado siempre- señas de identidad de la Compañía- como son: el “aire español” que la define, aire que se ve, entre otros, en un instrumento de percusión tan característico y tan español como es la castañuela, que en este estreno siempre estuvo a la altura de la gran Orquesta de Córdoba. Este instrumento y recurso, con excelente nivel, en manos del Nacional siempre se torna vertiginoso cumpliendo sobradamente con las cuatro cualidades del sonido en cuanto a: altura relacionada con la frecuencia y número de vibraciones por segundo, duración-que en este caso eran carretillas interminables-, la intensidad relacionada con la fuerza con que se pulsa el instrumento, y el timbre, donde el espectro armónico nos sumergía en unas melodías evocadoras de los más variados matices y estados de ánimo. Del mismo modo, Electra muestra un flamenco que es presencia nuclear en la danza española que, en ocasiones, también se refuerza con un palillo rítmico, pero con movimientos siempre vanguardistas a las órdenes de Olga Pericet.
En entrevista con Najarro, siempre reitera la idea de una Compañía que está en su mejor momento, con una versatilidad extrema para hacer lo que quiera. Para él el BNE no sólo es “bailar bonito”, sino que uno de sus objetivos seria que los bailarines pudiesen impartir conferencias en cualquier lugar del mundo para dar visibilidad a la danza española y seguir adhiriendo público, idea que él ha desarrollado en diferentes ámbitos y contextos por su inmensa pasión por dicha especialidad. En su paso por Córdoba intercambiamos algunas ideas más, aunque sin perfilar, como la del acercamiento de la Compañía a los conservatorios profesionales andaluces en labor asesora, idea que él acogió sin tapujos. Pero, retomando otra premisa primigenia en Electra, era que también debía expresarse con “música flamenca en directo”; y esta combinación del cuadro flamenco con la orquesta enriquece toda la puesta en escena a un nivel exponencial incalculable pues el público, en el Gran Teatro de Córdoba, vibró. El cante de Sandra Carrasco con su torrente de voz, variedades tonales y color maravilloso se presentó imprescindible para contextualizar cada cuadro del ballet, y para adentrar al público en la trama de emociones que van sucediendo, emociones pasionales presentes en la humanidad, a pesar de la distancia en el tiempo, como amor, odio, o la venganza.
Finalmente, Electra debía contemplar: “apertura para el gran público”, y “exportable”; sin duda estas premisas son de primer orden si se aspira, como en cualquier pieza de arte, a que vayan dirigidas a un gran espectro social; para ello, la obra fue concebida - en palabras de Ruz- “más allá de estilos o disciplinas. Electra es una experiencia humana y sensorial en la que movimiento, espacio, luz, música y voz forman parte de un todo”. Y cómo no, el lenguaje universal del movimiento y la danza española son cada vez más vendible en el extranjero, máxime con la calidad que posee el BNE, la compañía referente del País.
Todo un acierto coreográfico, interpretativo-dancístico, argumental-textual, musical, y una puesta en escena, en general, que propició un aplauso interminable, una ovación emotiva donde las hubiera de la ciudad de Córdoba que en esta ocasión homenajeó a sus artistas, forzando a la Compañía a realizar un saludo tras otro. Antonio Ruz fue alumno temporal del CPD “Luis del Río”, Olga Pericet que, según testimonia ella misma, titulada en danza española por dicho centro.
Un bailarín cordobés muy ovacionado en Electra, en el papel de Agamenón, es Antonio Correderas alumno que ha realizado todo su recorrido de grado profesional en danza española, con titulación incluida, en el CPD “Luis del Río”. Correderas es el puro ejemplo donde, sin duda, se puede reflejar el alumnado que quiera perseguir su sueño, pues aún con cualidades innatas, se ha ido forjando a base de disciplina y trabajo. Una ovación tras la finalización de Electra interminable. El público no estaba dispuesto a marcharse sin mostrar ese apego a nuestros artistas, a la entrega de la Compañía en su conjunto con Antonio Najarro a la cabeza, motivando que éste, con gesto siempre elegante, destacara el saludo individual de Antonio Correderas ante sus paisanos, ante la gente que le ha visto crecer. Sin duda el fenotipo de Correderas borda a la perfección el papel interpretativo del mítico personaje.
En su conjunto, Electra no tiene desperdicio, no deja indiferente a nadie, es de esos ballets que mientras más se ven, más gustan, lo que diríamos un clásico atemporal extrapolado a un lenguaje moderno de movimiento.
Pero por las mismas fechas, Antonio Najarro estaba inmerso en su último proyecto recuperado de Antonio Ruiz (Murcia, 1959): “Eterna Castilla” (en formato concierto Celtiberia), del maestro Moreno Buendía. De la inminencia anunciada para su estreno, se hizo realidad el 18 de mayo en Murcia respondiendo a “Eterna Iberia”, todo un acierto. Sin duda, Najarro ha dejado el listón altísimo, pues su creatividad, profesionalidad y asunción de riesgos lo sitúan en sitio de honor.
En cuanto a Antonio Ruz ¿para cuándo su proyecto de ballet romántico? Nuestros artistas tienen ideas, solo necesitan recursos y medios para hacerlas realidad.
Electra representa una nueva oportunidad para la danza española, pues nos muestra la versatilidad y ductilidad en la que puede transformarse cualquiera de sus formas para adaptarse a nuevos lenguajes, procesos de creación, artistas, emociones y contextos diversos. De hecho, Electra está programada hasta el 8 de mayo de 2020 por la geografía española para el deleite de cuantos disfrutan con la danza. Nuevos bailarines se están estrenando con el también nuevo director Rubén Olmo. De Córdoba Javier Polonio procedente del conservatorio.
Allá donde haya un público que se deje llevar por la magia de la danza española brillarán nuevas experiencias que mostrarán al mundo sus ingentes valores para que esta siga creciendo y despertando interés por su aprendizaje.
Carmen del Río Orozco, ex-directora del CPD “Luis del Río”
Córdoba, 20 de septiembre de 2019
Fotógrafo: Jesús Robisco