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Entrevista a Daniel Abreu
Con tan sólo siete años de trayectoria al frente de su propia compañía, el bailarín, coreógrafo y director, Daniel Abreu, atesora más de treinta producciones que le avalan como uno de los creadores más prolíficos en su juventud, de la escena nacional. Los últimos meses no han sido menos fecundos. Un estreno para la compañía polaca Dance Theatre Zawirowania, visto en el pasado Festival Madrid en Danza, y el montaje Línea Horizontal para la agrupación Proyecto TITOYAYA, aún por estrenar, son dos ejmeplos. El próximo año, el Mercat de les Flors de Barcelona y el Auditorio de Tenerife, acogerán un nuevo montaje de Abreu: Animal. De todo ello nos habla para www.danza.es
Texto: www.danza.es
Daniel Abreu
P- En esta pasada edición del Festival Madrid en Danza, la compañía polaca Dance Theatre Zawirowania, ha estrenado una obra suya, Fuera de Campo, ¿cómo ha resultado la experiencia?
R- Bueno, el estreno oficial fue en marzo de este año en el teatro Prochoffnia de Varsovia, tras unos cortos e intensos 20 días para crearlo, y fue maravilloso estar en un país tan distinto, en el que no entiendes nada del idioma, y con un invierno de los que había visto solo en películas. La verdad es que me siento un privilegiado con la experiencia.
La compañía está formada por un equipo de bailarines muy buenos que vienen de distintos lenguajes, así que unificar su energía en mi territorio llevó mucho tiempo, aunque eso no impidió nada en el proceso de la producción. Recuerdo que me ponía muy nervioso la campaña de publicidad que tenían en marcha mientras yo tenía un ritmo de trabajo más lento. Al final, en el estreno me di cuenta de que la obra era algo muy especial para la compañía porque les colocaba en otro lugar, y también para mí, porque el trabajo que veía me cautivaba mucho. Es un trabajo lento, pensado para observar, y con cambios en mi idea de la creación, más volcada en el contacto y las relaciones.
Cuando se presentó en Madrid, temía que ellos hubieran perdido la esencia del trabajo, me fui después del estreno en Varsovia sin revisar nada, pero me agradó ver que habían cuidado mucho aquello que se generó tan cuidadosamente y que estaban preciosos defendiéndolo. Son un equipo fantástico.
P- Por otra parte, también acaba de terminar el montaje de Línea Horizontal para la compañía TITOYAYA de Valencia, ¿se enfrenta de la misma manera a la creación cuando se trata de un trabajo por encargo?
R- Lo más difícil es transmitir un lenguaje muy personal a otros bailarines, y no todo el mundo puede entenderlo, o compartirlo, aunque hasta ahora no ha ocurrido nada que me hiciera sentir más incómodo de lo normal. No intento cambiar mucho en la manera de trabajar, pero sí dedico más tiempo a entender con quién estoy trabajando y que ellos entiendan por dónde voy. Con mi compañía quizás me permito más tiempo para buscar, y no me importa que el estreno presente la obra incompleta, ya que siempre la puedo seguir trabajando.
Los trabajos por encargo tienen una limitación de tiempo, y todo es a otra velocidad, aunque en los últimos años afronto todo con mucha calma, y pensar que la obra irá cambiando o incluso creándose hasta cinco minutos antes del estreno. Es lo primero que digo al equipo, así, el estreno es para todos, no solo para el público. Esto, a veces pone un poco nervioso al equipo, pero es la manera que impongo sin condiciones, hacerlo todo sin tensiones y puedo asegurar que todo es más fácil.
Respecto a Titoyaya, a principios de año me llamó Verónica García, para una posible colaboración y me encantó la idea, ya que lo que conocía del trabajo de Gustavo Ramírez me gustaba mucho. El trabajo se creó durante el mes de septiembre y aún desconozco la fecha de estreno, estaba prevista para el 12 de noviembre, pero por algún problema de gestión se pasa al año 2011. Fue un poco locura porque la hice al mismo tiempo que estaba con mi nueva producción y se me mezclaban las propuestas, pero quedó un trabajo muy lindo, con ganas de que vea la luz pronto, y ver cómo reacciona el público de Titoyaya ante esta producción, que es muy distinta a lo que ellos hacen.
© Yassiek
P- ¿Qué le interesa al Daniel Abreu creador?
R- Me interesa más el paisaje emocional que el narrativo, me enriquece más porque mi cabeza lo entiende menos y quien dicta el argumento son los sentidos. Me gusta que los trabajos me sigan tocando allí donde yo no soy consciente, incluso después de estrenados y sobretodo que me hagan pensar. Para ello me pongo en situaciones muy contradictorias cada vez que hago un trabajo. Así, si en un momento me interesa trabajar desde un lugar, en otro lo descarto; viajar por distintos universos de la acción, es algo muy enriquecedor. Mi cabeza trabaja todo el tiempo, ya sea en esto o en aquello, lo cuestiono todo, y voy construyendo y destruyendo todo lo que hago. Carmen Werner siempre me dice que tiro a la basura mucho material muy válido pero la verdad es que yo pienso que es la obra quien elije a uno, y no uno el que elije las ideas. Cuando empiezo es como si hubiera llegado a una ciudad nueva y tuviera que reconocer cuál es.
P- ¿Y como espectador?
R- Voy a ver todo lo que puedo, me encanta ser espectador, lo que me hace aprender mucho, aunque reconozco que con el tiempo soy más selectivo. Aún recuerdo European house (prólogo de un Hamlet sin palabras) dirigida por Rigola, como una genialidad. Igual que Pina Bausch, cuando salgo del teatro de ver algo suyo siempre pienso que me han hipnotizado. Aunque no me guste todo lo que hace, sigue siendo impresionante.
No vivo los espectáculos como entretenimiento, quizás por deformación profesional. Me encantan los trabajos llenos de ingenio, honestos y bellos (aunque parezca que la belleza hoy en día más que ser relativa, es una palabra prohibida). Y por otro lado, he de confesar que me empieza a cansar las revisiones de los clásicos; es maravilloso mantenerlos porque lo que enseñan y además porque forman parte de la cultura pero no sé si hay un exceso de homenajes y auto-homenajes. Es algo que me cuestiono mucho. Para mí la cultura no es un deber, es una necesidad, y como todo debe crecer.
P- Al frente de su propia compañía, usted ha atesorado, en pocos años, una producción muy fecunda, ¿cómo diría que ha evolucionado su discurso desde sus primeras propuestas?
R- Bueno, yo mismo me sorprendo cuando pienso que son más de treinta producciones en siete años. He aprendido haciendo, y sigo en ello. No me he parado a revisar lo que he hecho, excepto el año pasado que Cuarta Pared me pidió presentar algunas de mis obras... ahí me di cuenta de parte del viaje. En ellas hay una identidad, y un equipo maravilloso que las ha hecho grandes. Muchas veces se me ha criticado por estar “en todos lados”... desde aquí la visión es muy distinta. Estamos haciendo, y eso ha implicado estar presente en lo que uno hace. Cada trabajo conlleva saber más, y sobre todo, hacerlo con tranquilidad y ganas. A cada trabajo me enfrento con las mismas dudas, la misma inseguridad, la misma inquietud, la misma falta de recursos, las mismas ganas pero sobretodo mucha más experiencia.
El discurso ahora es menos oscuro pero sí que es más profundo, me interesa que lo que cuente esté bien apoyado en razonamientos, los que sean... Cuando tomo la decisión de lanzarme a la piscina, que haya agua o no, no es un problema.
P- ¿Y existe una pieza en su repertorio que considere clave para la comprensión de su discurso?
R- Todas los son. Forman parte del puzzle, y todas han enseñado a las otras. No hay tiempo para pensar, o contemplar, no permito que una obra sea el fin de una etapa. Todas forman parte del camino y del discurso, y es muy enriquecedor sentir que una obra crece con otra. La semana pasada estrenamos Otros rostros, otros rastros, y me emociona pensar que reafirma la trayectoria y prepara el camino de la siguiente. Cuando alguna gente que conocía la trayectoria vio Equilibrio, se quedaron un poco desconcertados, por el cambio que suponía en la propuesta, más desenfada y con una dramaturgia más compleja, pero los que habían visto Nuevamente ante ti fascinado..., podían entender el “lógico cambio”.
Las producciones son como cumplir años, hay años de la vida que son inolvidables, pero no son puntos de inflexión, estamos construyendo el presente a cada momento, y siendo dueños de ello. Así me siento yo. Cada producción es fundamental para seguir creciendo, para aportar a las venideras, y para reafirmar lo que ya hubo.
Ya no permito que la gente me diga que pare de producir, que el ritmo es demasiado, porque siento como si me dijeran que parara de crecer. Hasta ahora de las más de treinta producciones que he hecho, sólo cuatro han sido subvencionadas, así que puedo decir que lo que se ha hecho ha sido por el placer de seguir aprendiendo.
P- Para el próximo año, estrenará un nuevo trabajo en el Mercat de les Flors de Barcelona, que ha coproducido la obra junto con el Auditorio de Tenerife, ¿puede adelantarnos algo sobre ella?
R- Si en los inicios los temas de mis obras eran sobre las apariencias, creo que ahora van hacia lo que nos mueve, el deseo, la necesidad, lo que nos motiva. Así surge Animal, una excusa para jugar con el instinto. Seremos cinco bailarines en escena y creo que será un trabajo muy físico, ya que lo último que hecho ha sido más estético y de ritmo lento. Ya ando metido en ello, pero me gusta que el propio trabajo me sorprenda.
La idea de este proyecto surgió hace un año más o menos, cuando Cesc Casadesús me preguntó qué podría hacer el Mercat de les Flors en la trayectoria de la compañía. En aquel momento no tenía ni idea de qué decir, aunque sabía que aquello era algo muy importante, coproducir un nuevo trabajo al que se unió el Auditorio de Tenerife quién ya me coprodujo Negro.
Además, el Mercat ha propuesto a la compañía dentro de un programa de casas de la danza europea llamado Modul-Dance, y entre otras cosas nos permitirá estrenar el trabajo en el Station Zuid de Tilburg (Holanda), a finales de marzo, unos días antes de la presentación en el Mercat de Les Flors y el Auditorio de Tenerife, así como una residencia en Maribor (Eslovenia) a la que me iré en enero para dar un orden a todo esto. Creo que la producción empieza con buen pie, muy bien respaldada y con un maravilloso equipo donde repiten Dácil González, Anuska Alonso y Álvaro Esteban, aún estoy por determinar un cuarto bailarín y yo, por lo que con todo esto, solo se puede ir a mejor.
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