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Entrevista a Aída Gómez
Publicada en la Revista `Por la Danza´Núm. 79
Permítanla bailarles
Aída Gómez se ha liado la manta a la cabeza y ha decidido reivindicar un género que parece dormir el sueño de los justos. La celebración del segundo centenario del levantamiento del 2 de Mayo ha sido la excusa perfecta para sacar la Escuela Bolera de los baúles. Con ello demuestra que hay que ser muy valiente para ponerla como merece encima del escenario.
Por Anabel Poveda
P- El nombre del espectáculo, Permíteme Bailarte, es toda una declaración de intenciones...
R- Desde luego que sí, está hecho a propósito. Me tiré muchísimo tiempo pensando porque no iba a poner `Escuela Bolera´, o nadie iba a entenderlo; ni podía poner bolero, porque parecería un género musical, y pensando pensando, y con el respeto que le tengo a la danza española en sí, pues se me ocurrió que, como otra vez volvía a bailarla, pues Permíteme Bailarte.
P- Ya era hora de que alguien sacara la Escuela Bolera de los baúles...
R- Pues sí, la verdad que cuando me llamaron me sorprendí porque pensé que para una compañía privada era muy complicado hacerlo. Yo tenía muchísimas ganas de intentar hacer cosas, tenía un proyecto en mi cabeza que, realmente, es el que he hecho ahora. Me dieron libertad total para hacer lo que se me ocurriera y cuando me llamaron, pues dije, yo lo hago; pero como ya se ha hecho tan bien, me gustaría llevarlo a un formato un poco más fresco, traer la danza española a hoy. Y bueno, me dieron libertad absoluta y por eso lo cogí.
P- Los que piensen que es un espectáculo antiguo no conocen el riesgo que implica...
R- Es muy arriesgado, mucho. Yo creo que hay que ser muy valiente. Lo primero por buscar a los bailarines, que ha sido, no te lo puedes imaginar, complicadísimo. Después, evidentemente, buscar las músicas, que es muy complicado también, conseguir los permisos... hasta dos días antes todavía no me ha había respondido alguna familia... Me apetecía mucho desde el IXX subrayar la música, porque sin esa música no se habría podido hacer este tipo de baile, y el auge que tenían en ese momento todos los compositores del mundo interesados por España. La única música original para el espectáculo es la de Juan Parrilla, que, evidentemente, ha marcado un antes y un después en la música de danza. Él estuvo diez años trabajando con Joaquín Cortés, y a partir de ahí, todo el mundo ha bebido de esa fuente. Él me conoce muy bien bailando, Rubén Olmo me conoce muy bien, y ha sido como todo hecho a medida.
P- Rubén Olmo, un bailarín y un coreógrafo que pone su granito de arena en la segunda parte.
R- Estoy muy contenta porque está Rubén Olmo conmigo, que me apetecía muchísimo que estuviera ahí como talento coreográfico y como bailarín, y la verdad, nos lo hemos pasado muy bien, ha sido un trabajo muy duro, hemos trabajado mucho, pero estoy muy contenta. Él ha coreografiado mi solo, el paso a dos y un pasodoble maravilloso que ha hecho para el cuerpo de baile, porque me apetecía muchísimo que trabajara también con la compañía. Y claro, tenía que estar. Le adoro. Rubén tiene un registro amplísimo, ha sido alumno mío, es un bailarín impresionante y teníamos que subrayarle ahí como generación que viene dando fuerte y maravillosamente.
P- Y también está Christian Lozano con esa versión de Asturias.
R- Christian está fantástico. Desde que salió del Ballet Nacional está conmigo en la compañía, yo le cogí muy chiquitillo en el Nacional y creo que está en plena madurez y en un momento muy bonito de su carrera.
P- Completa el equipo Roger Salas, que ha diseñado los figurines y la escenografía.
R- Mira, yo tenía muchísimas ganas de embarcarme en otra aventura con él; primero porque le adoro, y segundo porque ahora mismo en España no hay nadie que sepa tanto de danza y de Escuela Bolera como él. Roger ha apuntado todo lo que sabe, y las proyecciones y el vestuario han enriquecido toda la frescura de esas coreografías y de esa puesta en escena, que él entiende muy bien, porque me conoce muy bien, y ha sido el personaje redondo del equipo.
P- Y reconocemos en el escenario los cuadros de Goya, aquel Madrid de hace dos siglos...
R- Yo creo que ha quedado muy bien, todo el mundo que ha venido me dice ‘Aída se pasa en seguida’, porque son 14 números muy cortitos. Cortitos y muy diferentes a la vez. Castilla y un Bolero de 1830, que no había bailado nadie, me dijo Roger que sólo lo habían hecho los clásicos en el siglo IXX, yo tenía muchas ganas de montárselo a María Alonso y a Ángel Roda, porque es una pareja con la que hemos trabajado muchísimo, y había que darles la oportunidad de demostrar que hay gente joven que puede hacer estas cosas muy bien. Son coreografías muy diferentes, con lo cual, es un trabajo muy complicado porque no es una obra, no es Carmen, no tiene argumento... me lo he tenido que currar para que no fuera todo igual, para que la gente viera los diferentes perfiles de danza española.
P- Está todo muy cuidado porque es material frágil... algo que queda claro en un guiño nada más comenzar el espectáculo.
R- Aparezco yo presentando el espectáculo metida en una caja, con ese cartel de frágil... no hay nada de escenografía, pero esa caja era muy importante para mí, como que está olvidado, que es frágil, que hay que cuidarlo.
P- Y también hay homenajes sutiles a Antonio Ruiz, a Mariemma, a Pilar Lopez...
R- Mis maestros creo que tenían que estar ahí. Yo empecé con Antonio El Bailarín, con la Sonata del Padre Soler con 14 años, vestida de hombre, por eso aparezco así al principio; Mariemma, que está muy malita; y Pilar López, que no se le había homenajeado como dios manda. La aportación de mis maestros ha sido enorme, si no, no podría haber bebido de todas esas fuentes, y tenían que estar ahí porque ellos son los responsables de que la danza española fuera por todo el mundo, y nuestra cultura se conociera.
P- ¿La Escuela Bolera siempre ha sido tu fuerte?
R- Bueno, yo lo he intentado hacer lo mejor posible, preparándome a tope; adoro esta parte de la danza y creo que ya no he podido dar más porque ha sido un esfuerzo tremendo, y no es que sólo bailes, si fuera bailar... pero es que tienes que estar en todo, y lo más satisfactorio para mí no es que aplaudan más o menos, sino que esto haya sido una fiesta para la profesión, y recordar de dónde venimos, y de dónde tenemos que partir.
P- ¿Te pesa haber empezado tan joven a tener tanta responsabilidad? Dirigir, a coreografiar...
R- Mira nunca me lo he planteado así, es como todo en la vida. Uno no piensa a tal edad voy a dirigir, a tal edad voy a hacer... han ido surgiendo las cosas porque el camino ha venido así y, evidentemente, te tienes que preparar cuando te surgen cosas, y lo he querido hacer lo mejor posible; pero sí es verdad que, desde muy pequeñita, he tenido responsabilidad siempre, cuando no era bailando era dirigiendo, cuando no coreografiando, pero fíjate que pienso que es todo por madurez propia, no creo que nadie diga ¡mira, ahora voy a montar compañía! Yo antes de dirigir el Ballet monté compañía porque realmente veía que no tenía sitio en ningún lado, primero me fui con Béjart, hice un montón de cosas, y de repente surge la historia de decir, vamos a juntarnos, y vamos a hacer algo. Luego me llaman para dirigir, pues la etapa del Nacional, otro momento totalmente diferente; después surgen cosas, que yo creo que, por madurez, caen. Ha sido una carrera muy bonita, y a ver, hablando desde el corazón, siempre muy elegida por mí, y muy libre.
P- Pues es una suerte...
R- Pues también, he tenido la gran suerte de poder estar rodeada de gente muy buena, que es un privilegio para mí, y sin querer he vivido cosas... mira con quién estaba bailando con 14 años; y ha sido para mí algo maravilloso porque si no, no habría podido vivir todo esto, y si no me hubieran pasado cosas, no habría podido hacer esto, así que yo creo que el camino te va dando el paso a paso.
P- ¿Casi te dejas la vida en el intento?
R- Al público hay que darle esa hora y media que se lo pase genial, que se olvide de sus problemas, que para eso estamos, dar las emociones y que cada uno coja lo mejor. Pero sí, yo soy muy perfeccionista porque parece que nunca están las cosas; ha sido intenso, pero ha merecido mucho la pena. Yo estoy muy contenta y me siento orgullosa de todo el mundo que ha trabajado, que ha colaborado, y que, a la vez, nos lo hemos pasado muy bien, porque para mí el bailarlo y estar en el Albéniz es otra parte, pero lo increíble es la gestación de todo, cómo se desarrolla... las cosas más difíciles que hemos superado...
P- Con el esfuerzo que ha supuesto intentaréis moverlo...
R- ¡Ojalá!, bueno fíjate, han venido empresarios que me llevan a mí siempre y vamos a Grecia en septiembre con este programa, que es un riesgo para ellos; pero me decían "Aída es que esto yo me lo voy a llevar porque ha sido tal el impacto de la incultura, de no saber que la danza española tiene esto, que te agradecemos muchísimo haberlo visto". Yo les avisé, les dije lo que era... y está claro que las compañías privadas tenemos que hacer cosas para seguir manteniéndonos, y tenemos que llevar una Carmen, una Salomé, o no se vive, no se pueden mantener; pero me dio mucha alegría que me dijeran que lo llevan en septiembre, porque yo soy valiente, y ellos también. Y mira, ha sido muy fuerte y se está intentando llevar a Marruecos, que quedaron encantados, y quisiera que lo vieran en París e Italia, porque la Escuela Bolera viene de su influencia.
P- Si triunfó la Escuela Bolera en otras épocas, ¿por qué no puede triunfar ahora?
R- Sobre todo para la gente joven, porque hay pocos iconos actuales en el mundo de la danza, todo el mundo hace lo mismo, todo el mundo repite y copia, y esto va a ser muy importante para que, por lo menos, sepan que hay que pasar por ello... que, por supuesto, todo el mundo tiene derecho a hacer sus cosas, pero yo siempre digo que Picasso pintaba muy bien, y luego desarrolló su talento personal de otra forma, pero hay que pasar por esto y hay que amarlo.
P- Algunos te estarán muy agradecidos...
R- Ha estado aquí toda esa generación que lo vivió y me han dado las gracias por esta fiesta, y me han dicho que los he hecho revivir una época que hacía mucho que no veían, y estoy muy emocionada por eso, porque realmente tendríamos que estar todos más unidos y más orgullosos de nuestra cultura, que ahí está la base de todo... y es un poco que se ha dejado ahí como que parece antiguo, y ¡de eso nada ¿eh?!, antiguo... hay cosas modernas mucho más antiguas. A mí me parece súper moderno, fresco, virtuoso, pero claro... es muy duro y hay que demostrar cómo se baila por derecho y estar ahí.
Por Anabel Poveda
P- El nombre del espectáculo, Permíteme Bailarte, es toda una declaración de intenciones...
R- Desde luego que sí, está hecho a propósito. Me tiré muchísimo tiempo pensando porque no iba a poner `Escuela Bolera´, o nadie iba a entenderlo; ni podía poner bolero, porque parecería un género musical, y pensando pensando, y con el respeto que le tengo a la danza española en sí, pues se me ocurrió que, como otra vez volvía a bailarla, pues Permíteme Bailarte.
P- Ya era hora de que alguien sacara la Escuela Bolera de los baúles...
R- Pues sí, la verdad que cuando me llamaron me sorprendí porque pensé que para una compañía privada era muy complicado hacerlo. Yo tenía muchísimas ganas de intentar hacer cosas, tenía un proyecto en mi cabeza que, realmente, es el que he hecho ahora. Me dieron libertad total para hacer lo que se me ocurriera y cuando me llamaron, pues dije, yo lo hago; pero como ya se ha hecho tan bien, me gustaría llevarlo a un formato un poco más fresco, traer la danza española a hoy. Y bueno, me dieron libertad absoluta y por eso lo cogí.
P- Los que piensen que es un espectáculo antiguo no conocen el riesgo que implica...
R- Es muy arriesgado, mucho. Yo creo que hay que ser muy valiente. Lo primero por buscar a los bailarines, que ha sido, no te lo puedes imaginar, complicadísimo. Después, evidentemente, buscar las músicas, que es muy complicado también, conseguir los permisos... hasta dos días antes todavía no me ha había respondido alguna familia... Me apetecía mucho desde el IXX subrayar la música, porque sin esa música no se habría podido hacer este tipo de baile, y el auge que tenían en ese momento todos los compositores del mundo interesados por España. La única música original para el espectáculo es la de Juan Parrilla, que, evidentemente, ha marcado un antes y un después en la música de danza. Él estuvo diez años trabajando con Joaquín Cortés, y a partir de ahí, todo el mundo ha bebido de esa fuente. Él me conoce muy bien bailando, Rubén Olmo me conoce muy bien, y ha sido como todo hecho a medida.
P- Rubén Olmo, un bailarín y un coreógrafo que pone su granito de arena en la segunda parte.
R- Estoy muy contenta porque está Rubén Olmo conmigo, que me apetecía muchísimo que estuviera ahí como talento coreográfico y como bailarín, y la verdad, nos lo hemos pasado muy bien, ha sido un trabajo muy duro, hemos trabajado mucho, pero estoy muy contenta. Él ha coreografiado mi solo, el paso a dos y un pasodoble maravilloso que ha hecho para el cuerpo de baile, porque me apetecía muchísimo que trabajara también con la compañía. Y claro, tenía que estar. Le adoro. Rubén tiene un registro amplísimo, ha sido alumno mío, es un bailarín impresionante y teníamos que subrayarle ahí como generación que viene dando fuerte y maravillosamente.
P- Y también está Christian Lozano con esa versión de Asturias.
R- Christian está fantástico. Desde que salió del Ballet Nacional está conmigo en la compañía, yo le cogí muy chiquitillo en el Nacional y creo que está en plena madurez y en un momento muy bonito de su carrera.
P- Completa el equipo Roger Salas, que ha diseñado los figurines y la escenografía.
R- Mira, yo tenía muchísimas ganas de embarcarme en otra aventura con él; primero porque le adoro, y segundo porque ahora mismo en España no hay nadie que sepa tanto de danza y de Escuela Bolera como él. Roger ha apuntado todo lo que sabe, y las proyecciones y el vestuario han enriquecido toda la frescura de esas coreografías y de esa puesta en escena, que él entiende muy bien, porque me conoce muy bien, y ha sido el personaje redondo del equipo.
P- Y reconocemos en el escenario los cuadros de Goya, aquel Madrid de hace dos siglos...
R- Yo creo que ha quedado muy bien, todo el mundo que ha venido me dice ‘Aída se pasa en seguida’, porque son 14 números muy cortitos. Cortitos y muy diferentes a la vez. Castilla y un Bolero de 1830, que no había bailado nadie, me dijo Roger que sólo lo habían hecho los clásicos en el siglo IXX, yo tenía muchas ganas de montárselo a María Alonso y a Ángel Roda, porque es una pareja con la que hemos trabajado muchísimo, y había que darles la oportunidad de demostrar que hay gente joven que puede hacer estas cosas muy bien. Son coreografías muy diferentes, con lo cual, es un trabajo muy complicado porque no es una obra, no es Carmen, no tiene argumento... me lo he tenido que currar para que no fuera todo igual, para que la gente viera los diferentes perfiles de danza española.
P- Está todo muy cuidado porque es material frágil... algo que queda claro en un guiño nada más comenzar el espectáculo.
R- Aparezco yo presentando el espectáculo metida en una caja, con ese cartel de frágil... no hay nada de escenografía, pero esa caja era muy importante para mí, como que está olvidado, que es frágil, que hay que cuidarlo.
P- Y también hay homenajes sutiles a Antonio Ruiz, a Mariemma, a Pilar Lopez...
R- Mis maestros creo que tenían que estar ahí. Yo empecé con Antonio El Bailarín, con la Sonata del Padre Soler con 14 años, vestida de hombre, por eso aparezco así al principio; Mariemma, que está muy malita; y Pilar López, que no se le había homenajeado como dios manda. La aportación de mis maestros ha sido enorme, si no, no podría haber bebido de todas esas fuentes, y tenían que estar ahí porque ellos son los responsables de que la danza española fuera por todo el mundo, y nuestra cultura se conociera.
P- ¿La Escuela Bolera siempre ha sido tu fuerte?
R- Bueno, yo lo he intentado hacer lo mejor posible, preparándome a tope; adoro esta parte de la danza y creo que ya no he podido dar más porque ha sido un esfuerzo tremendo, y no es que sólo bailes, si fuera bailar... pero es que tienes que estar en todo, y lo más satisfactorio para mí no es que aplaudan más o menos, sino que esto haya sido una fiesta para la profesión, y recordar de dónde venimos, y de dónde tenemos que partir.
P- ¿Te pesa haber empezado tan joven a tener tanta responsabilidad? Dirigir, a coreografiar...
R- Mira nunca me lo he planteado así, es como todo en la vida. Uno no piensa a tal edad voy a dirigir, a tal edad voy a hacer... han ido surgiendo las cosas porque el camino ha venido así y, evidentemente, te tienes que preparar cuando te surgen cosas, y lo he querido hacer lo mejor posible; pero sí es verdad que, desde muy pequeñita, he tenido responsabilidad siempre, cuando no era bailando era dirigiendo, cuando no coreografiando, pero fíjate que pienso que es todo por madurez propia, no creo que nadie diga ¡mira, ahora voy a montar compañía! Yo antes de dirigir el Ballet monté compañía porque realmente veía que no tenía sitio en ningún lado, primero me fui con Béjart, hice un montón de cosas, y de repente surge la historia de decir, vamos a juntarnos, y vamos a hacer algo. Luego me llaman para dirigir, pues la etapa del Nacional, otro momento totalmente diferente; después surgen cosas, que yo creo que, por madurez, caen. Ha sido una carrera muy bonita, y a ver, hablando desde el corazón, siempre muy elegida por mí, y muy libre.
P- Pues es una suerte...
R- Pues también, he tenido la gran suerte de poder estar rodeada de gente muy buena, que es un privilegio para mí, y sin querer he vivido cosas... mira con quién estaba bailando con 14 años; y ha sido para mí algo maravilloso porque si no, no habría podido vivir todo esto, y si no me hubieran pasado cosas, no habría podido hacer esto, así que yo creo que el camino te va dando el paso a paso.
P- ¿Casi te dejas la vida en el intento?
R- Al público hay que darle esa hora y media que se lo pase genial, que se olvide de sus problemas, que para eso estamos, dar las emociones y que cada uno coja lo mejor. Pero sí, yo soy muy perfeccionista porque parece que nunca están las cosas; ha sido intenso, pero ha merecido mucho la pena. Yo estoy muy contenta y me siento orgullosa de todo el mundo que ha trabajado, que ha colaborado, y que, a la vez, nos lo hemos pasado muy bien, porque para mí el bailarlo y estar en el Albéniz es otra parte, pero lo increíble es la gestación de todo, cómo se desarrolla... las cosas más difíciles que hemos superado...
P- Con el esfuerzo que ha supuesto intentaréis moverlo...
R- ¡Ojalá!, bueno fíjate, han venido empresarios que me llevan a mí siempre y vamos a Grecia en septiembre con este programa, que es un riesgo para ellos; pero me decían "Aída es que esto yo me lo voy a llevar porque ha sido tal el impacto de la incultura, de no saber que la danza española tiene esto, que te agradecemos muchísimo haberlo visto". Yo les avisé, les dije lo que era... y está claro que las compañías privadas tenemos que hacer cosas para seguir manteniéndonos, y tenemos que llevar una Carmen, una Salomé, o no se vive, no se pueden mantener; pero me dio mucha alegría que me dijeran que lo llevan en septiembre, porque yo soy valiente, y ellos también. Y mira, ha sido muy fuerte y se está intentando llevar a Marruecos, que quedaron encantados, y quisiera que lo vieran en París e Italia, porque la Escuela Bolera viene de su influencia.
P- Si triunfó la Escuela Bolera en otras épocas, ¿por qué no puede triunfar ahora?
R- Sobre todo para la gente joven, porque hay pocos iconos actuales en el mundo de la danza, todo el mundo hace lo mismo, todo el mundo repite y copia, y esto va a ser muy importante para que, por lo menos, sepan que hay que pasar por ello... que, por supuesto, todo el mundo tiene derecho a hacer sus cosas, pero yo siempre digo que Picasso pintaba muy bien, y luego desarrolló su talento personal de otra forma, pero hay que pasar por esto y hay que amarlo.
P- Algunos te estarán muy agradecidos...
R- Ha estado aquí toda esa generación que lo vivió y me han dado las gracias por esta fiesta, y me han dicho que los he hecho revivir una época que hacía mucho que no veían, y estoy muy emocionada por eso, porque realmente tendríamos que estar todos más unidos y más orgullosos de nuestra cultura, que ahí está la base de todo... y es un poco que se ha dejado ahí como que parece antiguo, y ¡de eso nada ¿eh?!, antiguo... hay cosas modernas mucho más antiguas. A mí me parece súper moderno, fresco, virtuoso, pero claro... es muy duro y hay que demostrar cómo se baila por derecho y estar ahí.