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Compañía Dragone. `Mundo de Sueños´

Compañía Dragone. `Mundo de Sueños´

Publicado en la revista Por la Danza núm. 85

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Mundo de sueños

Visitar el cuartel general de Franco Dragone en Bélgica es casi un sueño… no sólo por la posibilidad de colarse en los ensayos de su próxima producción, sino porque tanto las instalaciones, como el sistema de trabajo, son casi impensables en España. Desde hace meses, cerca de 200 personas trabajan a una para poner en pie el espectáculo más caro del mundo. Con todos los medios a su alcance, y 70 artistas a su cargo, Giuliano Peparini ha sido el elegido para ponerle magia a un mundo a caballo entre la realidad y la ficción.

Por Anabel Poveda Fotos. Tomasz Rossa


Viajamos hasta Kontich, un pequeño pueblo entre Bruselas y Amberes donde se esconden los secretos mejor guardados del Grupo Dragone, todo un referente dentro del mundo del show business. Allí se encuentra su sede permanente, una nave industrial de enormes dimensiones que alberga las instalaciones donde se cocinan sus espectáculos, y la residencia donde se alojan sus artistas. Desde que cruzas la puerta se impone una organización casi militar, necesaria para gobernar un recinto  donde trabajan más de 200 personas entre artistas, entrenadores, producción, oficinas, fisioterapeutas, etc. En las paredes y las puertas, horarios cuadrados al minuto marcan las jornadas maratonianas del elenco del espectáculo que se estrenará en el complejo City of Dreams de Macao (China), el año que viene. Oficinas, habitaciones, comedores, sala de billar… y detrás de una puerta que obliga a despojarse del calzado de calle… una nave diáfana con 25 metros de altura donde encontramos colchonetas, aparatos de gimnasia, pesas, bicicletas estáticas, espalderas, espacios abiertos y al fondo… una piscina con cuatro metros de profundidad de la que asoman lo que podrían ser los mástiles de un barco. Trampolines, balancines, trajes de neopreno, plataformas hidráulicas y bombonas de oxígeno se amontonan fuera del agua. Hace calor y el ambiente es húmedo… son las nueve de la mañana y con los primeros acordes de una canción de Coldplay empiezan a desfilar docenas de artistas procedentes de distintos puntos del planeta. Parece la Torre de Babel… hay polacos, belgas, italianos, brasileños, tanzanos, americanos y una española que interpretará uno de los roles protagonistas del espectáculo. Ana Arroyo será la encargada de ponerle cuerpo y alma a la Dark Queen, hilo conductor de la historia y personaje que le está dando la oportunidad de formarse en buceo, salto, trapecio, bungees o espadas chinas, además, por supuesto, de seguir bailando, pues el coreógrafo del show no ha dudado en aprovechar su versatilidad para darle a la Reina Negra un fuerte carisma.


Giuliano Peparini es el coreógrafo y una de las cabezas pensantes del show; el encargado de darle coherencia, estética y belleza a todo el espectáculo. Colaborador de Dragone desde hace cinco años, el bailarín y coreógrafo italiano ha encontrado en el empresario una persona que habla su mismo idioma  artístico. La conexión entre ellos fue inmediata y, después de haber colaborado en alguna coreografía de Le Rêve, espectáculo permanente de Dragone en Las Vegas, es ahora cuando le toca responsabilizarse de un show completo. Bailarín de Roland Petit, coreógrafo y coach del Circo del Sol, Giuliano apuesta por la danza como lenguaje universal, accesible, capaz de llegar a todos los rincones y eliminar las barreras. Es por eso que para este espectáculo exigió la presencia de bailarines en el elenco, además de los gimnastas, acróbatas, contorsionistas o saltadores.
Con la experiencia previa de Le Rêve, y la confianza plena de Franco Dragone, se enfrenta a este reto con mucho placer, pues sabe dónde quiere ir y cómo conseguirlo. Confiesa que, desde que comenzaron los ensayos y los entrenamientos, se lo está pasando muy bien. Su cometido es titánico, además de crear y coreografiar cada número, tiene una importante misión: que los artistas (incluidos aquellos que nunca se han subido a un escenario) comprendan el espacio, la música, el movimiento y el respeto al público. Sabe que no se puede exprimir como coreógrafo como en una compañía de danza, porque la mayoría de la gente no conoce  ni la técnica, ni su lenguaje, pero el reto es inventar un idioma común para todos los integrantes del elenco.
Menudo y de ojos vivaces, Giuliano es un observador nato. Con su mirada escudriña todo lo que le rodea y parece tener multiplicados los cinco sentidos. Confiesa que le encanta captar el movimiento innato de las personas, esa cadencia y naturalidad que intenta plasmar en sus coreografías, evitando lo excesivo, lo artificioso.
En este espectáculo el propósito principal era narrar una historia, una obra teatral donde cada cuadro, cada número, tuviera sentido dentro del guión. Nada es gratuito, todo tiene un significado que da coherencia y unidad a lo que está pasando encima del escenario, en el aire o en el agua, porque si por algo  se caracteriza este proyecto de presupuesto faraónico, es por el derroche de medios. Cuando le pregunto a Giuliano si era necesario tanto despliegue, tanto alarde técnico, responde con un contundente: “¿Y por qué no?”. Tiene razón, de momento, el día a día va demostrando que todos los artistas han evolucionado sorprendentemente en estos meses de creación. Hoy pueden decir que todos hacen de todo… no es raro ver a una bailarina saltando al agua desde once metros, a un gimnasta haciendo un paso a dos o a una contorsionista etíope buceando.
Peparini confiesa que tener la oportunidad de formarte en disciplinas ajenas a la tuya es un lujo que cualquier artista debería aprovechar… sin ir más lejos, a él hace diez o doce años le hubiera encantado formar parte de algo así.


Destino Macao
En medio de tanto entrenamiento y tanta concentración, los artistas encuentran tiempo para pensar en su próximo destino, Macao, una ciudad en la costa este de China que comparan con Las Vegas… la diferencia es que aseguran que está menos corrompida, gracias al empeño de instaurar un nuevo concepto de espectáculo, donde el arte en mayúsculas lo inunde todo.
En este caso los decorados, los ambientes, las tradiciones, los colores del vestuario, los artistas y el guión responden a un exhaustivo estudio de mercado sobre los gustos de la población china. El objetivo es que Macao, y el show de Dragone, se conviertan en una parada obligatoria para todos los turistas que visiten China, en un reclamo cultural basado en la calidad.
Giuliano opina que sería maravilloso que su iniciativa sirviera para que coreógrafos de renombre se decidieran a crear otros espectáculos allí, abriendo la mente a nuevas posibilidades. Osado, valiente y un poco temerario, le gusta arriesgar. Si se puede hacer, ¿por qué cortar las alas a la creatividad? Él lo comprueba día a día trabajando piel con piel con los artistas, exprimiéndoles al máximo. El trabajo en la sala, en las sesiones creativas y en los ensayos es lo más parecido a un partido de fútbol… no vale improvisar… Giuliano tiene que llevar la táctica preparada para saber cómo defenderá o atacará los distintos frentes. Su trabajo consiste en conocer los puntos fuertes y débiles de cada grupo para poder llevarlo a buen puerto… es coreógrafo, director, amigo y psicólogo en una sola persona. Que la gente se sienta bien, motivada y feliz es prioritario en un lugar donde se trabaja constantemente bajo presión, y donde la dificultad técnica de los números implica que se jueguen la vida en cada ensayo. Sin pasión sería inviable… las cosas salen pero en el escenario se ve todo… no se puede mentir.


También trabaja arduamente para abrirles la mente ya que, en proyectos donde apenas hay tiempo, contar con la receptividad de los artistas, con una actitud positiva, es crucial para que todo fluya.
El primero que aboga por abrir puertas, no etiquetar las cosas y estar abierto a lo que llegue es él. Si pudiera tener tres vidas dice que sería bailarín, coreógrafo y cineasta. El séptimo arte es su gran pasión, y está empezando a hacer pinitos en la dirección y el guión, un mundo que le apasiona y que no descarta investigar más en un futuro próximo. A pesar de su juventud, parece que no necesitará tres vidas, sino que con ésta le bastará para hacer todo aquello que se proponga. Humano Abrumada por la seguridad con la que se expresa, incluso en un idioma que dice no dominar, es obligado preguntarle si no le tiene miedo a nada… es entonces cuando deja salir su lado más humano y confiesa que la noche le presiona… que es en  casa, al llegar de los ensayos, cuando se cuestiona su trabajo, sus responsabilidades en este espectáculo y cada una de sus decisiones. Eso le quita el sueño… la noche le inquieta y le desvela y el día le transforma. Cuando llega a la sala su misión es dar la sensación de que sabe siempre dónde va, aunque esté perdido…  los artistas le siguen con fe ciega y confían en sus lecciones magistrales.
Arrastrados por una energía contagiosa, llevados al límite de sus posibilidades, juegan a bucear en el mundo de las emociones, en cualquier sentimiento que, partiendo del corazón, atraviese el escenario y se clave directamente en el público. Sin tener claro si lo que he vivido allí es real o ficticio, si los gimnastas que se deslizaban suavemente por los hierros del chandelier eran humanos… las luces de la sala se apagan lentamente… los cuerpos cansados se van retirando, el agua de la piscina que queda en calma y Giuliano, pensativo y acompañado únicamente por un bloc de notas, inventa una nueva táctica para hacer que, mañana, desde cada rincón, surja la magia.
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