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Antonio Ruz para Danza.es: “Necesito que cada trabajo sea un reto”

Antonio Ruz para Danza.es: “Necesito que cada trabajo sea un reto”



Necesito que cada trabajo sea un reto

Los días 19 y 20 de mayo de 2012, el coreógrafo y bailarín Antonio Ruz estrena nuevo trabajo al frente de su joven compañía. Se trata de OJO, una coproducción del Festival de Otoño en Primavera y la Compañía alemana Sasha Waltz&Guests, con el apoyo del Centro de Danza Canal, que se verá primero en los Teatros del Canal de Madrid, y posteriormente, los días 5 y 6 de junio, en la Sophiensaele de Berlín. Un nuevo trazo en la prolífica trayectoria del joven creador, dibujada por el camino dancístico del riesgo y la investigación, que sin duda se presenta como fundamental en el itinerario creativo desarrollado hasta el momento. Antonio Ruz, nos habla de ello.

1-    Este nuevo trabajo se trata de una Coproducción entre el Festival de Otoño en Primavera y la Sasha Waltz&Guests, ¿cómo surgió el proyecto?
La idea de OJO surgió hace ya cuatro años. Investigamos algunos días en un estudio y empecé a escribir el proyecto pero me di cuenta de que necesitaba madurar la idea y esperar el momento adecuado para llevarlo a cabo. Tuve algún que otro intento pero falló la financiación. El año pasado retomé la idea, me puse a trabajar y me decidí, un poco “a ciegas”, a crear la pieza. Curiosamente, durante el pasado Festival de Otoño, Sasha Waltz venía con su compañía por primera vez a Madrid y después del ensayo general de “Körper” invité a todos a cenar a mi casa; esa noche Sasha se interesó por mi nuevo proyecto, me animó a hacerlo y decidió apoyarnos. OJO forma parte de un programa de la mítica Sophiensaele de Berlín en el que ella es mi “mentora”; le estoy muy agradecido. Casi a la vez, el dossier llegó a las manos de Paula Foulkes (Festival de Otoño en Priamvera) que ya se había interesado por mi anterior trabajo y así surgió la idea de coproducción con estreno absoluto en Festival de Otoño en Primavera. Es un privilegio para nosotros participar en el Festival. 

2-    A usted le une una fecunda relación con la compañía Sasha Waltz desde hace años, ¿considera que pueden encontrarse influencias de esta creadora en su trabajo?

Seguramente. Desde que empecé a trabajar con ella, me sentí muy identificado con su peculiar visión del movimiento, su sensibilidad y su forma de tratar  la escena, la música y la personalidad e integridad de sus bailarines. En sus procesos creativos hay que participar de forma activa, proponiendo ideas y movimientos personales y al final uno encuentra siempre una vía de expresión nueva. La mayoría de los bailarines de su compañía son coreógrafos o han tenido interés por la creación. Este gran aprendizaje me ha ayudado a buscar mi propia voz. Para mi es casi un orgullo tener influencias de Sasha Waltz al igual que de muchos de los coreógrafos con los que he trabajado a lo largo de mi carrera y que en cierto modo han marcado mi danza para siempre; de los que admiras mucho siempre te queda algo más, ¿no?   

3-    También en su trayectoria, ha estado vinculado a los coreógrafos y bailarines Nani Paños y Rafael Estévez, con quienes ha colaborado en otras ocasiones, ¿cómo ha sido el trabajo en conjunto en esta ocasión? ¿Qué encontraremos de ellos en OJO?

Desde que surgió la idea, Rafael y Nani ya formaban parte del proyecto. Han seguido todo el proceso desde el inicio, compartiendo ideas e investigando juntos en las imágenes que surgían. Llevo años colaborando con su compañía como bailarín y coreógrafo pero en esta ocasión mi reto era traerlos a mi universo y filtrar su lenguaje desde otra visión. Desde la admiración y respeto mutuos, ellos han sabido adaptarse perfectamente a mis propuestas al igual que yo me he inspirado de las suyas. Son dos grandes artistas que, a pesar de moverse en el campo del flamenco y danza española, poseen una visión totalmente contemporánea de la danza y eso es realmente lo que he querido potenciar en ellos. Aquí tratamos de huir del concepto de fusión para crear un lenguaje específico común en toda la obra pero ellos destacan por su fuerte presencia y aportan el sonido de la percusión y ritmo.         

 



4-    ¿Por qué el ojo, la visión o la falta de ella?

Para mí hay algo de misterioso y poético en esos conceptos. Hace unos años, estando de vacaciones, descubrí la antigua tradición de un pueblo andaluz en el que las mujeres cubrían todo su cuerpo con un manto negro, dejando tan solo un ojo a la vista; se hacían llamar “las cobijadas”. Este curioso detalle despertó en mí el interés por llevar a la escena el recurrente tema de la visión y me hizo cuestionarme el concepto de la percepción. Enseguida empecé a documentarme y leer sobre el tema y descubrí las miles de interpretaciones que ha tenido el "ojo" a lo largo de la historia del arte y la filosofía. ¿Cómo puedo dar, a través del movimiento, mi particular visión sobre "la visión"? Con el tiempo la idea ha ido transformándose y hoy la pieza aborda la ceguera desde la ambiguedad y una mirada interior y surrealista. Como en otros de mis trabajos, lo importante es que exista una identidad, una atmósfera peculiar donde el espectador tenga la libertad de imaginar y de hacer su propia lectura. Después de muchas ideas, decidí ir a la esencia del concepto con las únicas herramientas del movimiento, el espacio, el sonido y la luz.

5-    Usted lleva ya unos años al frente de su compañía, ¿qué diría que supone este trabajo en su trayectoria?

Aunque todavía me siento muy dentro del proceso y aún no la hemos estrenado, creo que es un gran paso para mí. He tenido la oportunidad de hacer un trabajo de grupo con seis intérpretes increíbles que ha supuesto el reencuentro con artistas con los que vuelvo a colaborar y que ya forman parte de mi equipo, como Olga García, Daniela Presta, Daniel Muñoz o Melania Olcina y el debut de Lucía Bernardo y Manuel Martín en la compañía. Se trata de una pieza de mediano formato destinada a escenarios con mayores dimensiones. Pero sobre todo, me gusta pensar que ninguna pieza es definitiva; es solo un paso más dentro de mi evolución como creador, un aprendizaje para ir a otro lugar, un espacio en el que hablo, como puedo, de lo que me interesa en un momento determinado de mi vida. En OJO, la coreografía y la composición están quizás más elaborados que en mis anteriores trabajos. Necesito que cada trabajo sea un reto; pisar sobre un terreno donde quizás no me sienta tan cómodo. Cada pieza me hace descubrir algo nuevo dentro de mí y me da las claves para abordar el próximo proyecto desde otra perspectiva.  




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