Multimedia

Kiev, 1890-Londres, 1950

Creció Nijinsky en el seno de una familia dedicada al ballet desde varias generaciones atrás. Y rodeado de un gran amor por la danza, con diez años ingresó en la Escuela Imperial de San Petersburgo. Allí sus cualidades y progresos no se hicieron esperar, y pronto destacó como uno de los mejores, a pesar de los problemas mentales que padecía y le acompañarían durante toda su vida. Con tan sólo 17 años, realizó su debut profesional en el Teatro Marinski interpretando el ballet de la ópera de Mozart, Don Juan. Una primera actuación que precedió a otras muchas en las que destacó notablemente, también para la bailarina del zar Kchessinskaia que lo eligió como pareja de baile. Comenzaba en este momento una carrera triunfal para Nijinsky en el Teatro Imperial. Sin embargo, fue Sergei Diaguilev, como para otros bailarines de la época, quien marcó su trayectoria profesional, para bien y para mal. En 1909, el empresario ruso le ofreció bailar en sus Ballets donde fue protagonista hasta 1914, año en que Diaguilev le echó por haberse casado con una bailarina, compañera de la compañía. El bailarín Serge Lifar, ocuparía su lugar en Los Ballets Rusos a raiz de su salida. Recordado intérprete por sus saltos, condiciones atléticas, y excentricidades también, su legado como coreógrafo tampoco dejó indiferente. La obra Le sacre du printemps (1913) desató feroces críticas, y Jeux, creada el mismo año, un gran estupor ante la salida del bailarín al escenario, subido en unas puntas, reservadas únicamente para la mujer. Tras su ingreso en un sanatorio de Suiza, Nijinsky murió en Londres en una deteriorada situación mental.

© www.danza.es