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Sevilla, 1930

Se presenta Salvador Távora como importante figura y referente del flamenco. Se acercó a este arte siendo pequeño, en el sevillano barrio del Cerro del Águila, donde creció rodeado del cante del `Papero´ y el `Bizco Amate´. Un primer acercamiento, que según Távora, puede sentirse en sus espectáculos. Antes de su primer montaje, Quejío (1971), obra que sentaba las bases de la larga trayectoria que vendría después, Salvador Távora fue torero. Y gracias al requerimiento del crítico teatral José Monleón, comenzó su trayectoria artística en la escena. Entró a formar parte del Teatro Estudio Lebrijano, y con esta compañía participó en el Festival Mundial de Teatro de Nancy, experiencia que le abrió un mundo de posibilidades artísticas. A su vuelta, montó Quejío, y lo mostró en La Cuadra, local sevillano que dirigía Paco Lira, y espacio en ebullición para movimientos artísticos de esa época. Desde ese momento, el nombre de Salvador Távora quedaba ligado para siempre al de `La Cuadra de Sevilla´, y al de una manera de hacer flamenco, alejada de tópicos costumbristas y a medio camino entre la tradición y la modernidad. Al frente de su agrupación lleva Salvador Távora más de tres décadas y más de diez espectáculos estrenados. Entre ellos, Nanas de espinas, Alhucema, Herramientas, Andalucía Amarga, Imágenes Andaluzas para Carmina Burana y Flamenco para Traviata. En 2001, y con motivo del trigésimo aniversario de su trayectoria, se publicó el libro Salvador Távora y La Cuadra de Sevilla. Tres décadas de creación teatral. Como reconocimiento a su carrera, ha recibido la Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (1986), el Premio Andalucía de Teatro (1990), y el nombramiento de Andaluz del Año (1993). Una calle de Sevilla lleva su nombre.